¡Soy corroncha y qué!



Nota: Léase en tono sarcástico.

“La palabra “corroncho”, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, se refiere a un pez de agua dulce. También a una corteza de un gran árbol. “Cómo nos van a comparar a nosotros con un animal tan feo”, exclama el maestro Villa.” (Tomado de El Espectador.com).

Y lo cierto es que el término “corroncho” ha adquirido una denominación despectiva, para referirse a los nacidos en la Costa Caribe Colombiana. Los corronchos vienen a ser entonces esas personas “ordinarias, toscos, chabacanes, bailadores, locuaces, gritones, ramplones, intratables, escandalosos, parranderos, vulgares, etc.,” como lo dice el Negro Adan en su blog. Gente que disfruta de su cultura, costumbres, idiosincrasia, sin tratar de imitar o de adherirse a otros estilos de vida de países desarrollados y “sofisticados”. Gente que simplemente no trata de ser “cool” para agradar a otros o encajar en determinado grupo social.

Esta contextualización la realizo porque voy a referirme al hecho de ser corroncha. Sí, les cuento que yo, ERIKA PAOLA BRÚ VÉLEZ, me declaro CORRONCHA y de las buenas, y para mí no es ningún pecado, ni ninguna vergüenza admitirlo entonces.

Soy corroncha y qué, porque a diferencia de muchos, no me muero por escuchar, ni por tener el CD, ni empeñar el alma, lo que tengo y lo que no tengo para ir a los conciertos de bandas como Coldplay, Metallica, Kiss, entre otras de esos nombres raros; yo prefiero escuchar mi buen vallenato, me muero por la música de Otto Serge, de Diomedes Díaz, de los Betos y los Zuletas, y soy feliz disfrutando de mi folclor vallenato que no me importa el resto.

Soy corroncha y qué, porque no me interesa ser una rockera, punkera, metallera, wanna be, que se viste y se pinta las uñas, ojos y boca de negro, que tiene piercings hasta donde menos se lo imaginan, que pasa con cara de odiar al mundo, que menosprecia a los que no les gusta ese tipo de música, creerme lo más “cool” de este mundo y que por eso la gente no debería meterse conmigo, no pues, que peligro.

Soy corroncha y qué, porque no me vanaglorio de comer en los mejores restaurantes donde va los más selecto de tal ciudad, los platos más caros, con esos nombres extraños que se los “saben” de memoria (y en realidad ni los pronuncian correctamente) y por eso soy lo más “cool” del mundo. No señor, yo prefiero comer en lugares sencillos, donde la comida sea tradicional y sobre todo, me sienta cómoda con el ambiente que se respira. Es por eso que para mí no hay nada mejor que ir a comer a la playa una buena bandeja costeña ( pescado frito, arroz de coco, patacones, ensalada y agua e’ panela), o disfrutar de una chicharronada con mucha yuca y suero costeño en un ambiente al aire libre, o ponerme los labios brillantes comiendo una exquisita arepa e’ huevo, carimañola, empanadas de maíz, con picantico y chicha en alguna fritanga de la ciudad.

Soy corroncha y qué, porque no me desvela rumbear cada fin de semana en las mejores discotecas de la ciudad (que bien, ya me las conozco todas), pagar el “cover” y tomar el whisky más caro del sitio, sólo para que me tomen fotos y digan que me vieron rumbeando en tal lado. No, yo prefiero un plan casero, donde coloquen la música que a mí me gusta (sí, parranda vallenata) y tomarme mis buenas “frías” (cerveza, y de paso publicidad para mi marca favorita Águila, la de aquí) o mis buenos aguardientes y “oldparrcito” con esos amigos recocheros, habladores de mierda, que te hacen reír con sus chistes, locuras, historias al estilos “Las vainas de mi pueblo” (pa’ los que algún día vieron Telecaribe), esos que hablan duro, que interrumpen las conversaciones para salir con sus “valiosos” aportes, que cantan un vallenato con sentimiento, que bailan sabroso.

Soy corroncha y qué, porque no me parece que soy “cool” porque me fume un porro, o me meta una pepa o alguna de esas sustancias alucinógenas que muchos utilizan como escapatoria temporal de este “mundo cruel” y de sus problemas. No, para mí simplemente hay otras estrategias para elevarme por un rato y escaparme de este mundo, sin necesidad de consumir ninguna de esas sustancias, ni siquiera con el cigarrillo, porque no fumo. Si así se es “cool”, muchas gracias pero prefiero seguir siendo corroncha.

Soy corroncha y qué, porque no me incluyo en ningún grupo de izquierda, ni de oposición, ni nada de eso contra el gobierno actual. Sí, porque resulta que para ser “cool” ahora hay que odiar al gobierno de Uribe y sus secuaces y lanzar madrazos en contra de todos los congresistas y demás gente de Gobierno. Pues no, simplemente puedo no estar de acuerdo con el manejo que le han dado a ciertos aspectos de la realidad nacional, pero no me voy a unir a ese grupito de aletosos y revoltosos que se creen los “puta madre” porque le dicen “paraco” y le mientan la madre al Presidente.

Soy corroncha y qué, porque no me muero por adquirir y sabérmelas todas, en esas últimas tecnologías como Ipad, y todos los productos que sacan las empresas como Apple para contrarrestar a sus directos rivales. La verdad, es que me siento feliz con mis “conocimientos básicos” sobre tecnología, manejo los programas que me interesan, compro los aparatos que necesito y punto. No soy esa “ñoña” que no duerme pensando en que mañana lanzarán la nueva notebook y que haré lo que sea para ser una de las primeras en tenerla y así “chicanear” mi nueva adquisición.

Y bueno, existen muchas razones por las cuales esos que dicen llamarse “cool” me tildarían de corroncha: mi forma de hablar, mi acento, las palabras que utilizo, mi forma de vestir (no soy marquera para nada), la música que me gusta escuchar y bailar, etc. Pero lo cierto, es que yo soy feliz siendo corroncha y eso nada ni nadie lo va a cambiar.

Claro, como toda corroncha, uno tiene sus “momentos de efervescencia”, y vamos de vez en cuando a comer “sushi” a Teriyaki, a tomarnos unos daiquirí y unos mojitos cubanos en los mejores bares y discotecas de alguna ciudad, me encanta ir a museos, exposiciones de arte, conciertos de jazz y música clásica, reunirme con ilustrados de literatura, usar un bolso Louis Vuitton, comprar ropa en Naf-naf, Salomón, ir a comer al San Pedro, tomarme un café en la Plaza de Santo Domingo, disfrutar del chillout, dance, downtempo en Café del Mar, comerme una ensalada y un postre de La Dulcería, entre otras cosas que acostumbran a hacer la gente “cool”.

Sólo quienes tienen el placer y el honor (vaya modestia) de conocerme y de tratarme saben en realidad cuán corroncha puedo ser, aunque muy seguramente para ellos no tengo nada de corroncha. Simplemente, no me dejo llevar por tendencias que no compaginan con mi forma de ser.

Y bueno, para aquellos que así lo consideran, simplemente tengo para decirles: ¡SOY CORRONCHA, con mucho gusto, a mucho honor y qué!

Comentarios

  1. Que me perdone tu novio pero corroncha y todo quisiera conocer una así jajaja.

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  2. Yo también soy corroncho y además bien Aspero y que!

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  3. Jajajaja yo no escucho vallenato, pero na más por el hablao y nuestros planes somos iguales. Andamos en las mismas xDD apoyo la moción de ser corroncho, por que el corroncho es el nuevo sexy ;)

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  4. Excelente post, Erika, se nota todo el sabor de la mujer caribeña, original, buena gente y echa' palante.

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  5. Soy corroncho y q, soy corroncho y q, así es mi vida y no voy a cambiar.

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  6. SÍ sobre todo con la música vallenata. hablan como sí nunca la hubieran escuchado. con un desprecio. hay que querer lo de uno. sino pudo lo va a querer? te felicito por tu identidad!

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  7. la verdad soy paisa me encanta el vallenato 100% hasta se pasa, creo que en mi vida pasada fu no se me encata el calor la rumba pero con buenos vallenatos y aca en antioquia me dicen corroncha no sabia que era hasta que encontre el significado de algo feo pero con tu significado pasa y ya me da igual gracias

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