La vida de cuadritos...


No soy la mujer perfecta. De hecho, aunque me gustaría serlo, tengo que aceptar que soy una muñeca con muchos defectos de fábrica. Y con esto no me refiero al aspecto físico solamente, sino a aquellas imperfecciones que se ven reflejadas en mí actuar con los demás y otras acciones cotidianas.

Así como es sano reconocer y aceptar nuestras mayores cualidades y virtudes, también lo es admitir nuestros defectos, esos que muchas veces queremos esconder o quisiéramos no tener, pero que no sé si desafortunadamente, nos acompañan, algunos por unas etapas de la vida (mientras se corrigen) y otros por siempre, porque simplemente hacen parte de nuestra esencia.

Y aquí voy. Tal vez para muchas personas, soy detestable. Y puedo ser detestable porque soy una mujer demasiado caprichosa, acostumbrada a que quiénes me rodean actúen como yo quiero que lo hagan, que me complazcan en lo mínimo y no me pongan resistencia a las cosas.

Detestable, porque soy muy impaciente. Odio que me hagan esperar y cuando esto sucede, liberan de mi interior un ser amargo, que es capaz de herir y humillar sin pensar en las consecuencias. Tengo la mala costumbre de reaccionar por instinto, no soy de las que se ponen a esperar que la cabeza se enfríe para actuar, esto me cuesta muchos disgustos semanales.

Detestable, porque odio las mentiras y quiénes tienen la osadía de mentirme, tarde o temprano terminan por arrepentirse. Y es que sí, soy vengativa. No me gusta quedarme con nada, y como dice una vallenato por ahí “aquel que me la hace, yo también se la hago y no pasa nada”. Y esta es una de las partes que menos me gusta de mí y aunque puedo disfrutar una venganza, a la final me puede más el corazón, y termino perdonando todo, aunque no niego que siempre queda en mí una mínima sensación de rencor por lo sucedido. Mejor dicho, perdono pero no olvido.

Detestable, porque muchas veces ni yo misma me soporto ese mal genio que me carcome. Y debo decir, que ese mal genio está justificado por otras acciones que me han hecho. Porque yo a las buenas, soy la mujer más dulce y alegre del mundo, un algodón de azúcar me queda pequeño. Pero cuando la gente se empecina en sacarme la piedra y llevarme la contraria, aflora en mí, ese genio que mi mamá odia, que yo quisiera controlar, pero por más que quiero no puedo.

Detestable, porque a mucha gente le cuesta darse cuenta que a las buenas soy buenas, y a las malas, re-mala. No suelo quedarme callada cuando me siento agredida y humillada, cuando siento que me están lastimando sin importarles en lo más mínimo, cuando me siento dolida y decepcionada, cuando me siento engañada y pordebajeada. Y creo que esta es una reacción apenas normal, natural de los seres humanos: responder a las agresiones y provocaciones.

Detestable, porque digo la verdad a quién tenga que decirla sin pelos en la lengua, aquí hablamos a calzón quitao. Y muchas veces peco por imprudente y deslenguada, y sí, hay que tratar de moderarse muchas veces en las acciones y en el hablar.

Detestable, porque soy muy grosera incluso con aquellos a quienes quiero profundamente.

Detestable, porque aborrezco que me den órdenes y me presionen con las cosas que tengo que hacer. Esto me ha costado muchos regaños laborales, de hecho uno de mis jefes me apodaba “mi pequeña desobediente”, y suelo tener inconvenientes con las normas, aunque respeto la autoridad, hay veces que simplemente se me da por hacer lo que se me da la gana. Mal hecho.

Detestable, porque puedo ser arrogante y prepotente, me gusta tener la última palabra siempre y que mis decisiones sean aceptadas por todos. Esto me ha provocado un daño severo, me ha enseñado a no saber perder y a desmoronarme cual pandero en la boca, cuando las cosas no resultan como yo quiero y planeo. Estoy en pro de mejorar este aspecto, ya voy progresando.

Detestable, porque mi orgullo me puede más, y aunque esté equivocada, no aceptaré mi error, hasta que no de la última batalla por demostrar que tengo la razón. De verdad, no me gusta que me contradigan. Si, bastante obstinada, pero ya he aprendido que hay momentos en los que simplemente toca morderse la lengua, atarse las manos y ceder, nada que hacer.

Detestable, porque suelo ser egoísta e individualista. Aunque me va muy bien con el trabajo en grupo, prefiero mil veces hacer las cosas sola, sin tener que estar atenida a otros y estar propensa a que si estos fallan, la falla también será tuya. Y cuando me fallan, pierdo la poca tolerancia que poseo.

Detestable, porque muchos no entienden que me gusta ser sociable cada cierto tiempo, pero que la soledad se lleva conmigo a la perfección, será por la costumbre. Y no es que sea ermitaña, simplemente, muchas veces estando sola, puedo concentrarme mejor y planear claramente mis próximos pasos. Cuando necesito la ayuda y compañía de los demás, simplemente la busco, y aquellos a quienes considero mis amigos de verdad, siempre están ahí para apoyarme.

Detestable, porque puedo volverme intensa con un tema y así será, hasta que no se me salga de la cabeza. Lo siento.

Bueno, como lo ven, existen muchas razones por las cuales, seguro muchos de ustedes y muchos más, me consideran detestable, tal vez porque les ha tocado lidiar más de cerca con estos defectos o porque “en su defecto” ustedes provocan que estos salgan a flote.

He escrito este post como parte de un ejercicio de “auto-conocimiento” y “auto-descubrimiento”, aceptando que no soy perfecta y que tengo más defectos de los que yo creía tener. Y es bueno, porque así sé qué aspectos definitivamente, necesito cambiar de manera cuasi-urgente y con cuáles me tocará aprender a vivir, pero siempre tratando de moderarlo, como el mal genio por ejemplo, ya eso es una cuestión genética, y lo he ido aprendiendo a controlar.

De antemano, pido disculpas a quiénes han sido víctimas de mis defectos (creo que la mayoría), a aquellos a los que le he hecho la vida de cuadritos. Pero recuerden que la moneda tiene dos caras: este es mi lado negativo, el que muchos conocen, el que otros ignoran/ignoraban. En sus manos, mente y corazón está aprenderme a querer y aceptar con mis defectos y cualidades, y colocar en una balanza si los momentos compartidos son más positivos que negativos, y merezco seguir estando en la lista de personas de su afecto. Yo sé que si. ;-)

votar

Comentarios

  1. Para saber a donde vamos es preciso saber de donde venimos, y hacer este tipo de autocríticas es una muy buena forma de conocernos. Me gustan mucho tus posts Erika porque se siente en cada palabra el corazon de la linda mujer que eres. Éxitos en este camino de autoconocimiento y crecimiento personal bonita.

    ResponderEliminar
  2. yo también spy una brujapero se pedir perdón cuando la embarro por cuenta de ese pedazo destestable de mi!! :D

    ResponderEliminar
  3. Pienso que lo lindo de la vida esta en que todos somos realmente diferentes. Si no fuera aburrido. Que Viva la Diversidad! Wohooo...!
    Esa (la diversidad) hay que disfrutarla y admirarla....

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Cualquier comentario es cariño...

Entradas populares de este blog

¿Competir por ‘amor’? No, gracias…paso.

10 maneras de extrañar...

Volver a sentir...cosas del corazón