¡Diet Time!



A ver, nunca he sido de esas mujeres súper obsesivas compulsivas con las dietas estrictas y el gimnasio. Aunque no esté muy de acuerdo con eso de los 90-60-90, pues pienso que tampoco es muy agradable a la vista sobrepasarse en exceso de esas medidas y que la báscula del peso todos los días marque una rayita más arriba.

Soy por el contrario de las que se da gusto comiendo todo lo que se le antoje, sin que luego haya remordimientos absurdos, porque por Dios, la comida es algo delicioso y para qué cohibirse de ingerir ciertos alimentos, si luego puedes quemar esas calorías con una buena rutina en el gym.

Pero resulta que por esas cosas de la vida moderna, que mucho trabajo, que el sedentarismo, todo el día pegados en un pc, ir al gimnasio se vuelve algo casi imposible, precisamente porque el tiempo no nos alcanza, terminamos mamados de lo que estamos haciendo o simplemente porque no nos da la gana de ir.

Y bueno, seguimos comiendo igual, y resulta que la comida que más nos encanta es la que más nos afecta nuestro aspecto físico, nos aumenta las calorías, la masa corporal, etc., y es cuando nos empezamos a inflar de a poquitos, y entonces ya cuando nos sentamos se nos empiezan a salir esas “llantitas”, y cuando nos ponemos esa ropa pegadita que antes se veía tan bien, ahora resulta que sobresalen esos gorditos y en realidad, ya no luce tan bien como antes. En las fotos con los amigos salimos cachetonas, los brazos enormes, si antes era talla 10 ahora solo entro en 12, los pantalones no quieren pasar de las piernas, y empieza el suplicio.

Yo soy de las que digo: el que me va a querer, me quiere como sea, sea flaca o gordita, con tetas o sin tetas, con culo o sin culo, alta o enana, cabello negro o cabello rubio, liso o rizado, etc. Sin embargo, hay una cuestión y es el amor propio. Y es un hecho: YO NO ME QUIERO GORDA!!!! Y es que por mi contextura (siempre he sido normalita, ni tan gorda, ni tan flaca) no luzco demasiado delgada, pero tampoco me gusta parecer una bolita de carne. Y es por eso, que cuando empiezo a notar en mí, las características mencionadas anteriormente, me empiezo a preocupar seriamente, porque simplemente no me siento contenta conmigo misma y es feo andar así.

Sí, puede ser que sea cuestión de vanidad femenina, pero me gusta tener todo bien puestecito, que sea agradable a la vista, tanto para mí, como para quienes me rodean. Cuando lanzo la expresión abierta ¡ESTOY GORDA! Inmediatamente, la gente a mi alrededor empiezan a hacer de porristas y lanzarte frases de ánimo como “ay no pero si así estás bien”, “y tú para qué quieres adelgazar más”, “yo no te veo nada de gorda”, “que nada, así te ves divina”, “tú eres bonita como estés”, sinceramente, a mi no me hacen ningún efecto. Aparte de dar las gracias por el intento de halago, lo que hago es mentalizarme que necesito solucionar el asunto a como dé lugar, esto implica reestructurar la dieta diaria y renovar mi contrato de amistad con el gimnasio y el ejercicio diario.

La imagen física no lo es todo, pero aunque no nos guste es fundamental para entablar relaciones sociales cotidianamente. Por mi profesión, siempre me ha tocado mantenerme bien bonita, bien vestida, mejor dicho, agradable a la vista de los demás, porque represento la imagen de las empresas en determinado momento y qué empresa quisiera estar mal representada, pues ninguna.

Sin embargo, para estar bonita, tampoco soy de las que arriesgan su salud al extremo con dietas súper estrictas ni largas jornadas de mucha rigidez en el gimnasio, de hecho siempre realizo todo bajos los parámetros normales, obteniendo de igual manera los resultados que he querido.

La cuestión en esto de las dietas y el gimnasio no es más que de física y pura VOLUNTAD. Y es la que a muchas y muchos nos falta. Claro, yo soy muy dedicada cuando me propongo las cosas, pero debo confesar que hay momentos en que he desfallecido. A raíz de una autovaloración y de mirarme frente al espejo y no estar a gusto con la imagen reflejada, porque ya la ropa no me queda igual de bonita que antes, porque simplemente no me siento contenta conmigo misma, he decidido empezar la DIETA y complementarla con mis rutinas en el GYM. Y me toca escribirlo, y postearlo, para que el compromiso sea algo que pueda ver y recordarlo cuando sienta que se me está olvidando, además, que estarían ustedes como testigos. Es que definitivamente, ya no se puede postergar más.

Y sí, aunque a mí me fascinan, me encantan los gorditos, no tengo ningún inconveniente con ello, pues yo si de gordita no me quiero pero ni cinco. Así que por vanidad, por autoestima, por salud, a partir de mañana entraré en mi “DIET TIME”. Deséenme éxitos y espero muy pronto poder volver a ser la “mamacita” que alguna vez fui. (modestia aparte)

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Comentarios

  1. Tienes mucha razón. Pero uno siempre tiene tiempo para lo que quiere, si le preocupa si salud y estado físico, siempre comerá bien (detesto el término dieta por parecer algo temporal) y siempre hará ejercicio.

    Lo complicado del asunto es que las niñas especialmente empiezan a hacer un yo-yo: se descuidan y se engordan durante un año, luego "se ponen a dieta" y a hacer ejercicio absurdamente por un mes, tiempo luego del cual no ven resultados; se matan de hambre a ver si les baja el gordo y asi siguen hasta que a punta de brutalidades medio logran su objetivo (entrar en el talla 10 u 8 o el que sea)... luego para celebrar van y se ceban de nuevo... y asi se repite por siempre.

    Luego de un par de años o más se declaran "aburridisimas de las dietas y de matarse haciendo ejercicio" y dicen "el que me quiere me querrá gorda" (lo cual no es tan cierto) y se echan a la pena y a engordar.

    Yo siempre he dicho que uno hasta los 25 años más o menos tiene el cuerpo que Dios le dió, y de ahí en adelante tiene el curpo que se merece.

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  2. yo odio las dietas... pero me di cuenta de que comer comida de la casa varias veces a la semana, no jartar perro caliente luego de la rumba, y no comerse una pizza mediana uno solo entre la cama los domingos, ayudan a bajr de peso y rápido!!! suerte con eso, porque yo siempre he fracasado! mua

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