Tu inseguridad, es mi fortaleza


Me gustaría pensar que no tengo enemigos. Me gustaría creer que no hay gente a mi alrededor que me desea mal, que sólo buscan la más mínima ocasión para hacerme caer y darme patadas en el suelo, personas que me hablan con una sonrisa de frente y cuando doy la espalda, clavan la puñalada, que me llenan de besos de Judas, que se auto proclaman “mis amigos” pero que en realidad, esconden tras esa máscara un sinnúmero de intenciones oscuras y dañinas.

Entiendo que como dice esa frase trillada “no somos monedita de oro, para caerle bien a todos”, que hay personas con las que simplemente no existe, ni química, ni física, ni feeling, o como se llame. Y es doloroso reconocer, que en algún momento estas personas han logrado sus maquiavélicos objetivos de hacerte sentir minúscula, de verte “aparentemente” derrotada, con la boca en el piso, con los sueños rotos y el corazón sangrando, con el rostro empapado de lágrimas, la mirada perdida, y la mente que ya no piensa en continuar sino en detenerse, en un “se acabó”.

Quisiera que este tipo de personas no se cruzaran en mi camino por el mismo daño que causan. Pero resulta inevitable, la mayoría se esconden, se disfrazan bajo esa imagen de persona buena e incondicional, que un corazón noble como el mío es incapaz de reconocerlas a simple vista. Sólo cuando empiezan a sacar las uñas, me asusto y aterro de esa persona desconocida para mí, de lo equivocada que estaba, y trato de buscar las razones de su comportamiento para conmigo pero no hallo más que resentimientos pendejos por cosas y situaciones irrelevantes para mí.

En el fondo, me encuentro con personas que tienen sus propios complejos, sus traumas, sus fracasos, personas egoístas, resentidas, inseguras, con muchos miedos, y que buscan adoptar en esa actitud rebelde y dañina, esa forma de enfrentar sus temores, de hacer que los demás (que no tenemos nada que ver con lo que les ha sucedido) paguemos las consecuencias de sus locuras y desenfrenos, simplemente, por celos, envidia, porque a nosotros sí nos ha ido bien en tal y tal ámbito de la vida en el que muy seguramente ellos fracasaron.

Estas personas obsesivas, que viven pendiente hasta el más mínimo detalle de nuestras vidas, que se vuelven nuestros perseguidores, todo lo comentan, todo lo critican, todo lo contradicen, son las personas que no quisiera volver a encontrarme jamás. Porque por más que no quiera, ese ambiente negativo que generan alrededor de uno termina tarde o temprano mal influyendo y causando estragos.

Pero ya está bueno. Si bien, no podré controlar que ese tipo de personas se me sigan acercando, porque como les digo, algunas logran camuflarse perfectamente, si he aprendido cómo enfrentarlas y terminar alejándolas de mi lado, una vez descubra sus verdaderas intenciones. El secreto: hacer que su debilidad, su inseguridad, se vuelva mi fortaleza. Entre más traten de afectarme, de debilitarme, de hacerme daño, de alejarme, más fuerte me harán. Ya me aburrí de dejarme pisotear y después seguir como si nada. Ya no más.

Conocidos habrá muchos, pero verdaderos amigos muy pocos, muy pocos. Y enemigos, no sé cuántos hay, ni me interesa saberlo tampoco. Hay quienes se auto-convierten en enemigos de uno por mero gusto, allá ellos y sus traumas. Y como dijo un autor anónimo: “Si pudiéramos leer la historia secreta de nuestros enemigos, encontraríamos en la vida de cada uno, las suficientes penas y sufrimientos como para desarmar cualquier hostilidad”. Téngalo en cuenta, por si acaso.

Comentarios

  1. El dia que entendamos lo que dice el poema Desiderata, quizas obtengamos un poco mas de paz para nosotros en nuestras guerras cotidianas.
    Que existe la envidia? Si, existe. Que existen personas desocupadas con vidas tan vacias que no hacen otra cosa que criticar a los demas? Si, existen, pero de eso a que tengan el poder de hacerme sentir pequeño, de hacerme dudar de mi valor, de provocarme una amnesia total que olvide de donde vengo y quien soy, no ha nacido aun la persona que pueda tener ese poder sobre mi, duelen las traiciones, duelen mucho, pero al final he aprendido que quien pierde mas es quien traiciona porque mi mano fue extendida sin dobles intenciones mas que el de mostrar mi esencia humana.
    No te mezcles en el circulo vicioso de ese juego maquiavelico que mencionas, nadie tiene la patria potestad de tus actos mas que tu, y tu eres lo que piensas, haces y dices, y eso nadie por mas que quiera te lo puede impedir, se feliz.

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